Primero
de todo decir que a los votantes socialistas les gusta la magia entendiendo
como magia aquello que parece pero no es. Lo siento por ellos pero también hay
que entender que en estos momentos de confinamiento, en algo han de
entretenerse.
Dicho
esto, de todos es sabido que cuando un país sufre una amenaza seria suelen
dejarse de lado todas las gilipolledes en las que solemos entretener el tiempo,
los políticos y el gran público en general, para centrarnos en lo realmente
importante que es salvar el pellejo. O sea, que las amenazas y los enemigos
serios tienen un efecto de enfoque en los problemas reales de la gente y eso podríamos
decir que es un rasgo positivo de toda esta mierda que estamos viviendo ahora.
El
corolario que se desprende es que, rencillas de patio de vecinos al lado, todos
se ponen a disposición del líder de turno en ese momento. Se habla de gobiernos
de concentración, de arrimar el hombro todos, de no perder el tiempo en los
detalles y actuar de forma ejecutiva atacando directamente el problema mollar.
Esto le da un poder inmenso al líder de turno, prácticamente puede hacer lo que
le dé la gana, quiero decir, aplicar la solución que más correcta le parezca
sin tener que consultarlo con nadie, ¡el nirvana de todo político! Y Pedro
Sánchez no iba a ser menos. Debe sentir los efectos de grandes dosis de
endorfinas al constatar que ha pasado de ser un presidente “por los pelos” y
fuertemente hipotecado por intereses particularistas a gran jefe de estado, a
gran estadista en el que la historia ha depositado la responsabilidad de salvar
a un país, España, dar lecciones a la UE e incluso dar lecciones al resto de la
humanidad.
Iván
Redondo lo tiene claro, -Pedro, ahora eres Winston Churchill o Kennedy, si no la
cagas mucho, el heroico personal sanitario, el logístico, el del sector
primario y hasta los basureros, van a ponerte la gloria en tus manos.- El
presidente español adopta un tono de épica sentimental, pretendiendo imitar a
Churchill y Kennedy, pero no es concreto ante las preguntas de los periodistas que
son filtradas por los equipos gubernamentales. ¡Porque los detalles no
importan, sólo la épica!
Si lo
comparamos con la canciller alemana, vemos un discurso antagónico al de Pedro
Sánchez. En el discurso de Merkel no se inmiscuye la épica. Sus palabras,
siempre serenas y tranquilizadoras, van orientadas, más bien, a explicar las
medidas que va tomando su gobierno, sin tecnicismos, picos, ni curvas. Merkel
va al grano. En solo tres minutos ha informado esta tarde sobre la situación en
Alemania y en Europa, además de notificar las nuevas medidas tomadas por el
gobierno. Para después dejarse interrogar durante más de media hora por los
periodistas.
Por
su parte Sánchez ofrece unas alocuciones televisivas irrumpiendo en los
informativos, con aires de jefe de Estado y que suelen durar casi una hora.
Pero
claro, la pobre Merkel no tiene a Iván Redondo como asesor.
Merkel
no se refiere al orgullo nacional, no arenga, sino que zanja la cuestión con un
escueto «agradecimiento» a la población confinada, al tiempo que, humilde,
reconoce errores. «Una de las cosas que hemos aprendido es que debemos
conservar la soberanía de los materiales de producción. No debemos depender de
China para el abastecimiento de ciertos productos y estamos haciendo grandes
pedidos a nuestras propias empresas».
Como
he dicho, las grandes crisis suelen ser un instrumento magnífico para
encumbrarse en el poder pero, y recalco, “SI NO SE COMENTEN CAGADAS IMPORTANTES”. Y creo que voy a poder usar no uno sino dos
ejemplos en los que la crisis del COVID19 podría tener efectos deletéreos para
los líderes de dos países que sí lo están haciendo muy mal. Como ya habréis
adivinado, se trata de UK con BoJo the Clown, actualmente ingresado en la UCI
por coronavirus, y el elefante Trump, cuya infinita soberbia le protege de
infectarse y que junto con el pobre Anthony Fauci, director de the National
Institute of Allergy and Infectious Diseases, se asemejan demasiado al Gordo y
el Flaco. En estos dos casos, quizá el COVID19 nos bendiga haciéndolos desaparecer,
de la escena política, me refiero.
Yo,
sin el más mínimo afán de patriotismo histriónico, simplemente quiero reconocer
y agradecer, el inmenso heroísmo de todas las personas que están evitando ahora
mismo que mi país colapse. ¡Mi eterno agradecimiento a ellos!
No hay comentarios:
Publicar un comentario