Quizá es demasiado
ambicioso para un post el deseo de tratar de rastrear el significado del
símbolo cáprido desde un punto de vista religioso o antropológico.
Este símbolo que ha
llegado hasta nuestros días con un claro significado perverso, taimado y
lujurioso dentro del contexto judeo-cristiano, no siempre tuvo unas
connotaciones tan negativas.
El origen del símbolo
parece encontrarse en Egipto y más en concreto en la antigua ciudad de Mendes,
situada en la zona del delta del Nilo, y que fue capital de Egipto durante la
29 dinastía (alrededor del año 400
AC ). En este territorio se adoraba al carnero relacionándolo
con la divinidad Ammon, que es uno de los principales dioses egipcios. Este
dios se representaba en forma de animal con cabeza de carnero y su culto estaba
vinculado con la fertilidad y la preservación de la vida. Asimismo, también se
celebraban ceremonias de expiación que consistían en abandonar en medio del
desierto a un carnero cargado simbólicamente con las culpas del pueblo. Este
rito de expiación pasó a la cultura judía dando lugar a la festividad del Yom
kippur y a la expresión popular de “chivo expiatorio”.
Por otra parte, este
símbolo de la fertilidad fue exportado a la comunidad rural griega de Arcadia,
situada en la región periférica del Peloponeso, y con el tiempo llegó a
convertirse en el dios Pan. En la mitología griega, Pan era el semidiós de los
pastores y rebaños representando la fertilidad y la sexualidad masculina
desenfrenada. Pan era cazador, curandero y músico, de hecho gustaba de tocar la
siringa, que pasó a llamarse flauta de pan. También le agradaban las fuentes y
la sombra de los bosques y tenía por inquebrantable la hora de la siesta,
mostrándose especialmente irascible si se le molestaba en los momentos de sueño
diurno.
En la
mitología romana se identifica a este dios con Fauno. Como deidad, Pan representaba a toda la naturaleza salvaje y de esta forma, se le atribuía la
generación del miedo enloquecedor. De aquí derivó la palabra pánico que, en
principio, significaba el temor masivo que sufrían manadas y rebaños ante el
tronar y la caída de rayos, es decir, ante la fuerza de la naturaleza desatada.
En cuanto a su culto,
los ritos de fertilidad originales fueron asumidos a partir del siglo V por las
Bacantes y duraron hasta bien entrada la Edad Media. Desde entonces, y hasta nuestros
días, la imagen tradicional de Pan se asocia con la imagen del diablo (en forma
de macho cabrío) y los aquelarres. De hecho, la palabra aquelarre proviene del
euskera akelarre formada por dos partes: "aker" que significa macho
cabrío; "larre" que significa campo.
De esta manera, el “macho cabrio” comienza siendo
un animal considerado sagrado en el culto a la naturaleza, que encarna la
fuerza de la misma y representa la generación de vida, y con la aparición del
Cristianismo y la condenación herética de los cultos paganos, como el culto a
Baphomet por parte de los Caballeros de la Orden del Temple, el macho cabrío pasa a ser el
representante de la fuerza antagónica de la naturaleza y se le considera
teosóficamente un símbolo maléfico. A partir de ese momento, su figura es
satanizada, vinculándolo con el diablo y relacionándolo con la brujería. La
iconografía religiosa cristiana transformó su imagen natural en un ser maligno
y esta imagen ha llegado hasta nuestros días formando parte ya del substrato
cultural de occidente.
Con el propósito de ejemplificar la fuerza que
todavía conserva esta imagen, me he permitido escribir un pequeño relato donde
el protagonista se enfrenta a esa parte animal e irracional de la naturaleza
que llama a su puerta y le reta. Una vez señalado como presa, ¿creéis que
tendrá alguna posibilidad de escapar?
Patas
A Avlas le extrañó ver
tantos círculos en el gran ventanal del despacho al que había ido para reparar
el termostato del aire acondicionado. Y lo más curioso es que parecían hechos
por fuera, así que no acababa de explicárselo.
¾Han debido ser los que
limpian los vidrios por fuera colgados de un andamio ¾pensó. Estos chicos son
un desastre pero teniendo en cuenta lo que les pagan por jugarse el pellejo, ya
está bien todo lo que hacen.
Avlas terminó el trabajito y como esa
noche le tocaba quedarse de guardia, bajó a la pequeña habitación que los de
mantenimiento usaban como despacho y se dispuso a pasar las horas de la mejor
manera posible. Esta habitación aunque era pequeña, tenía salida directa al
exterior. Las noches en la soledad de aquel edificio, bueno compartidas con el
vigilante de la garita de la entrada, eran interminables y a veces deseaba que
se rompiera algo durante la noche para poder tener con que entretenerse.
Uno de sus recursos habituales para hacer
más llevadera la espera era el consumo de prono cibernético, es decir, que
Avlas aprovechaba la extrema facilidad con la que se podía acceder a contenido
erótico libre de cargo en Internet para amenizar aquellas aburridas noches.
Aquella noche la persiana de la puerta estaba bajada unas dos terceras partes,
total fuera estaba oscuro y no había nada que ver. Avlas se pegó un verdadero
atracón de porno en la red navegando de aquí para allá mientras se le iban
abriendo simultáneamente nuevas páginas en el navegador. Hubo un momento en el
que se dio cuenta de que tenía hasta diez páginas abiertas al mismo tiempo y la
verdad se sentía un poco aturdido. Fue entonces cuando por el rabillo del ojo, le
pareció observar cierto movimiento a través de la estrecha franja que dejaba la
persiana en la puerta. No hizo demasiado caso, pensó que se trataría de algún
reflejo o juego de luces. Unos minutos más tarde volvió a tener la extraña
sensación de que algo se movía al otro lado de la puerta pero estaba tan
enfrascado mentalmente en el visionado de gente desnuda en posturas imposibles
que se sentía como enajenado, con los reflejos lentos, abotargados. Cuando este
movimiento se reprodujo por tercera vez, no pudo ignorarlo, qué narices estaba
merodeando por ahí fuera. Despegó la mirada de la pantalla del ordenador y giró
la cabeza hacia la derecha para poder ver con claridad a través de la parte
baja de la puerta acristalada. Fugazmente, vio algo que le provocó una gran
lucha interna entre lo que aparentemente dictaba su sentido de la vista y el
escaso raciocinio que le quedaba a esas horas de la noche. Se quedó mirando
fijamente hacia aquel rectángulo oscuro que delimitaba la persiana bajada y de
repente, captó una imagen que le heló la sangre produciéndole un escalofrío que
recorrió su cuerpo como un latigazo. Lo que se dibujaba a través del vidrio de
la puerta eran dos patas de macho cabrío, dos pezuñas que demostraban
socarronas el carácter bípedo de su poseedor. Al levantar la vista y trazar el
contorno imaginario del cuerpo poseedor de aquellas patas, casi pudo adivinar
el punto por el que la cabeza de aquello le estaba mirando a través de las
rendijas de la persiana. Las patas trazaron algunos movimientos sobre si mismas
mientras Avlas iba cerrando, una por una, todas las ventanas de su navegador.
Durante aquellos instantes, que le parecieron una eternidad, Avlas se preguntó
si una simple puerta acristalada sería suficiente para mantener a aquello en el
exterior pero de repente entendió que el ser que le miraba burlón a través de
las rendijas de la persiana tenía la intención de esperarle en algún punto del
camino. Algo había desatado a la bestia irracional y lujuriosa y, antes o
después, tendría que abrir la puerta de su vida para dejarle entrar.
1 comentario:
Joan,
Si a la víctima le cunde el pánico, es hombre muerto independientemente de la decisión que tome: si cierra la ventana, la pezuña la romperá; si toma la escalera de incendios, se topará con su agresor al primer rellano; si sube a la azotea, la cabra le abrirá la puerta de acceso. Se impone la imaginación para salir airoso de este brete. Se trata de desviar la voracidad del monstruo hacia algo que no sea la carne humana (que no ufana), lo que nos lleva a pensar en un nutriente que atraiga poderosamente al macho cabrío y consiga Avlas zafarse así del ataque. Pero, ¿cómo conseguir alfalfa de la buena en un desangelado despacho? Muy sencillo: se trata de escribir en el Google Imágenes la palabra “golosina caprina” y darle al intro, para escoger seguidamente el platillo que consideremos más goloso para la cabra cabrona, sean fresas o forraje, y ampliarlo a pantalla completa orientando ésta hacia la ventana. El animal astado quedará hipnotizado por la visión de este su manjar preferido y proporcionará al asaltado los segundos más preciosos de su vida para ahuecar el ala. ¿Que estamos ante una bestia carnívora? Mejor me lo pones: sólo hay que acudir al historial de las páginas visitadas por el usuario pasmado/masturbado y seleccionar la hembra más oronda que recuerde. La fiera quedará prendada ante tanta voluptuosidad y desechará la versión masculina del asunto en el acto. En ambos casos, la víctima salva la vida por distracción momentánea del atacante, un recurso bélico más viejo que el cagar de pie. El hombre sólo lamentará un pequeño detalle: el estado ruinoso en que quedará su pantalla de alta resolución después de tanto lametazo de rumiante en celo.
Un placer seguir leyéndote. Aunque tus entregas son de baja frecuencia, siempre vale la pena esperar.
Lluís Pagès
Publicar un comentario