martes, 23 de junio de 2015

Una tarde de San Juan



Mi alma se asoma tímida al profundo precipicio del cielo entelado. Un velo gris y azulado esconde el rostro del verano, la novia que al atardecer, todavía tímida, no se atreve a mostrar su cálida tez.
Siento el vértigo invertido, que más bien sería “invértigo” al mirar la cúpula celeste que Miguel Ángel ha pintado para mí, con infinitas tonalidades de azul que van virando a gris por obra y gracia de la pequeña noche.
En esta noche de San Juan, encenderemos las calderas del verano, que nos abrasarán en los próximos meses.
Pronto mi vértigo será cegado por la luz sin matices, arrasadora, que sólo podré contemplar en los ondulantes reflejos de las fuentes. Pero siempre me quedarán las tardes, de mágica luz tamizada y olores de paja madura y néctar derretido.
Por lo pronto, sigo con mi vértigo que me arroja al infinito, y me hace caer como un naufrago entre la olas de nubes tiznadas por la noche, con la única esperanza de agarrarme al Boing que cruza mi vertical pinchando los algodonados meteoros.
Haremos fuegos, muchas hogueras, quemaremos lo bueno y lo malo, incendiaremos el cielo con antorchas silbadoras y por fin el incendio se desatará, y todo lo quemará, incluida mi piel si no soy precavido en la playa.

¡El verano ya está aquí!

lunes, 22 de junio de 2015

Señora de Monstruo (III)

Para terminar esta serie en la que he analizado el papel de la mujer en las películas de monstruos, me faltaba revisar aquellas cintas en las que ellas son “el monstruo”. Está claro que la aparente fragilidad de la mujer las hace más proclives a asumir el papel de víctima propiciatoria pero aún así hay ejemplos en los que el mundo se rinde ante la ferocidad de estos monstruos femeninos. En cierto sentido, se pueden considerar películas feministas que reivindican el dominio de lo femenino, a veces, desdibujado por la propia condición monstruosa pero en realidad son bastante machistas porque en casi todas la condición de monstruo viene dada como consecuencia de los vicios y superficialidades que la sociedad achaca a las mujeres, como por ejemplo, el excesivo cuidado de su imagen.
La lista no es exahustiva y a continuación muestro algunos ejemplos:

“Queen of Outer Space (1958)”
Se trata de una película con un alto contenido feminista. En ella se eligió Venus como el símbolo de la mujer para convertirlo en un planeta habitado exclusivamente por mujeres y regido de forma tiránica por una mujer resentida. La llegada de los hombres desde la Tierra desafía la dictadura venusiana.



“The She Creature (1956)”
En esta película de terror se narra la historia de una mujer reencarnada en una especie de monstruo marino con forma humanoide. La voluntad de la criatura es controlada por un hipnotizador con la idea de cometer crímenes. El argumento suena complicado, sobre todo cuando el concepto de “avatar” no estaba tan inserto en la sociedad como ahora.



“The Astounding She-Monster (1957)”
En este caso, se trata de una película de extraterrestres de bajo presupuesto en la que el alien tiene forma de bella señorita. Parece ser que sólo quiere ayuda pero es peor que Atíla porque por donde pisa no crece la hierba debido a su alta radioactividad. La cosa acaba mal como era de esperar.



“Attack of the 50 Foot Woman (1958)”
En esta cinta se presenta a la mujer como un ser emocionalmente inestable y débil ante la tentación del vicio. Es por esta tendencia al alcoholismo y su estado de ánimo depresivo que Nancy Archer (Allison Hayes) acaba manifestando su problemático estado mental cuando cae víctima de un encuentro inesperado con alienígenas. Debido a este inoportuno encuentro, Nacy adquiere la capacidad de crecer de forma desmesurada y lo demás ya se puede intuir viendo el cartel de la peli. Esta película de feminista no tiene nada, sino más bien de todo lo contrario.


Existe una película hermana, al menos en el título, en la que es un hombre quien crece de forma desaforada. La causa es en esta ocasión el otro gran terror de los años 50, la energía nuclear y las bombas atómicas. La película se titula “The Amazing Colossal Man”

Por supuesto, ellas también pueden ser malas bichas y la siguiente propuesta es un buen ejemplo de monstruo insecto. En este caso, aplica totalmente lo de que esta mujer tiene cintura de avispa y posiblemente la misma mala leche que los temidos himenópteros.

“The wasp woman (1959)”
De nuevo otro ejemplo de película que achaca la metamorfosis de la mujer en monstruo a sus naturales vicios y debilidades mentales. En esa ocasión, la culpa la tiene la superficialidad y las excesivas ansias de la dueña de una empresa de cosméticos que empieza a experimentar con la jalea real para rejuvenecer y acaba hecha un abejorro.