domingo, 21 de noviembre de 2010

La bella durmiente narcotizada.


Otro de esos pequeños tesoros que encuentran su valor en un recóndito lugar de nuestra mente cayó en mis manos cuando callejeaba este verano por la Lisboa más turística. Se trata de una postal perteneciente a la serie “Publicidade e ilustraçao. Portugal século XX” editadas para reconocer el valor artístico de los anuncios publicitarios del siglo pasado.

Al sostenerla en mis manos, inmediatamente me llamó la atención el nombre del producto que se deseaba vender, un insecticida llamado “Durma-bem!”. Es decir, se trata de un insecticida que no tiene un nombre amenazador por su actividad exterminadora, “Raid: ataque, redada”, “Kill-paff: matar” sino más bien un nombre dulce y agradable porque hace referencia al sujeto pasivo, la chica, que recibe el beneficio indirecto de la razzia insecticida.

Asimismo, la composición gráfica de esta publicidad me hizo rememorar, quizá en mi subconsciente, el mito de la bella durmiente. La dulce y hermosa adolescente durmiendo el sueño de su maduración sexual, en un proceso de prologada e intensa introspección tutelado por el mismísimo cupido.

La presencia de Cupido (Eros) refuerza que estoy en lo cierto pues vamos a parar de cabeza al mito de Eros y Psique, entroncado con el cuento de Perrault y con la más tardía y familiar versión de los hermanos Grimm.

Aunque en el mito de Psique y Eros, Afrodita, celosa de la belleza de Psique, envió a su hijo Eros (Cupido) para que le lanzara una flecha de oro oxidado que la haría enamorarse del hombre más horrible y ruin que encontrase, en esta estampa Cupido cambia sus artes y decide gasear a la heroína para sumirla en un sueño del que sólo despertará cuando esté preparada para la unión con su amante. Esta madurez sexual que equivale a la llegada de la menstruación también estaría representada en las gotas de sangre que manan del corazón.

Por otra parte, al igual que en el cuento de la Bella Durmiente, la heroína también sostiene una rosa en sus manos que simbolizaría el inexpugnable entramado espinoso que protege su candidez de caer en las garras del amor hasta la conclusión del proceso de maduración.

Fijándonos bien en la ilustración, también descubrimos aliviados que existe un formato del producto más cómodo y fácil de usar que el fumigador estilo lanzallamas que usa Cupido, lo cual se entiende por el hecho de que los posibles usuarios sólo deberán gasear insectos y no dulces damiselas. Asimismo, este bote de spray se encuentra al lado de un pequeño librito que me ha mantenido intrigado durante bastante tiempo. Ni con lupa he podido leer los caracteres que aparecen impresos en él, así que no sé si es un libro de entomología que indica las especies de insectos aniquiladas por el producto, el manual del perfecto amante, el catecismo o el diario de la yaciente que recoge las vivencias de su viaje iniciático por los dominios de Morfeo.

Parece, por otro lado, que este producto es especialmente eficaz para insectos voladores y la nube tóxica que se representa sobre el cuerpo de la durmiente parece contener todo un catálogo ilustrado de las especies insectas que caerán irremisiblemente sobre el lecho núbil. Espero que el príncipe enamorado sea amante de la entomología forense pues deberá recoger los cadáveres de mosquitos, tábanos, jejenes, zancudos…. antes de acceder a la mejilla de su enamorada.

En definitiva, si queremos dormir bien, que se quite el Valium que yo me quedo con Durma-bem!