domingo, 28 de abril de 2013

El Demonio Eléctrico


Acostado en su cama, Michael contemplaba las sombras ondulantes dibujadas en el techo de su habitación por las oscilaciones de la lámpara incandescente de la Edison Electric Light Company. Aquella suerte de sombras que titubeaban entre la vigilia y lo onírico distraían su sueño, y desvelado llamó a su abuelo.
¾Abuelo, no puedo dormir. ¿Me podrías contar otra vez la historia de cómo descubriste el fonógrafo?
El abuelo Thomas, ya muy mayor, accedió condescendiente a llenar el aire con los sonidos de aquel viejo fonógrafo con el que había logrado reproducir la primera canción grabada de la historia, "Mary had a little lamb"
De repente, las oscilaciones de la luz se hicieron más acusadas y algo en el exterior les llamó la atención. Danzando sobre el tendido eléctrico, vieron un pequeño duende que se contoneaba socarronamente. Ante la inquisidora mirada de su nieto, Edison le conminó a que volviera a la cama y salió de la habitación sembrando su trayectoria de huida con unas palabras que el niño no entendió, “el avance tecnológico tiene un precio”.
Por fin, el pequeño Michael se durmió viendo enroscarse al duendecillo alrededor del filamento incandescente de la bombilla de su abuelo mientras Edison maldecía su antigua promesa. Aquella en la que ese demonio le había ofrecido el secreto de la electricidad a cambio de su último nieto.

Epílogo. En 1949, Michael Edison Sloane, último nieto de Thomas Alba Edison, murió a la edad de 18 años en un accidente de alpinismo en los Alpes Austriacos.

domingo, 7 de abril de 2013

El fin de la política (II)


Si abordamos otra arista de la entronización de la economía por encima de la voluntad de los pueblos, podríamos analizar la viabilidad de nuestro proyecto común llamado Unión Europea. Parece mentira que nos preguntemos ahora, después de tanto años, si realmente la Unión Europea fue una buena idea o no pero creo que la situación de crisis que estamos viviendo a puesto muy de manifiesto las debilidades de este proyecto común.
Aquí, creo que de nuevo se construyó la casa por el tejado, es decir, se consideró que todos los territorios de Europa habían llegado a un status quo político que los homogeneizaba, que los hacía esencialmente iguales, de manera que las tensiones políticas quedaban ya superadas. Entonces se pasó, desde mi punto de vista en falso, al siguiente escalón, que es la economía y allí montamos todo el chiringuito.
Sin embargo, cuando las cosas se han puesto feas, inmediatamente se ha manifestado la falta de ese corpus político, de esa voluntad y esa forma de ver la vida en comunión que permitirían adoptar las medidas necesarias para poner en vereda a la desbocada economía.
Europa es muy rica y variopinta, histórica y culturalmente, y es precisamente esta multiculturalidad lo que hace casi imposible llegar a un consenso moral, que uniformice la forma de actuar de las distintas naciones que conforman el continente europeo. Por eso, oímos cada vez con más frecuencia, que es necesario caminar hacia la unión política si queremos salir de este atolladero. Por desgracia, creo que el hecho de que alemanes, ingleses, franceses, españoles, etc… nos entendamos en el terreno moral es un reto harto difícil, los ingleses ya se dieron cuenta hace muchos años. Así que mis augurios con respecto al porvenir de la UE no son nada halagüeños. Quizá la idea de un mercado común, donde vas a comprar o a vender cosas, no esté mal pero aspirar a una verdadera unión económica es algo prácticamente inalcanzable si no va precedido de la unión política, cosa que no va a pasar.
¿Cómo lo arreglamos? Es cierto, como dice mi amigo Lluís, que existen herramientas para organizarse a nivel casi planetario y expresar la voluntad de los ciudadanos pero en qué sentido usamos esas herramientas.
Creo que todos estaremos de acuerdo en que el problema que nos afecta tiene escala mundial y por tanto, serían necesarias medidas y voluntades políticas a la misma escala. Si eso es así, ¿creéis que es remotamente posible que todos los jugadores del monopoli se pongan de acuerdo para cambiar las reglas del juego? Parece difícil mientras no haya un punto de vista con perspectiva planetaria que sólo se daría en situaciones tales como una invasión extraterrestre.
¿Y si probamos fragmentar de nuevo el sistema? Se trataría de buscar cuales son los mayores grupos sociales que pueden funcionar a nivel político, es decir, compartir un ideario y una forma concreta de hacer las cosas. Si no voy muy equivocado, mi impresión es que esos grupos son bastante más pequeños que Europa o que incluso alguno de los estados miembros. Una vez identificados aquellos grupos que quieren aunar su voluntad como pueblo, podríamos pensar en medidas económicas o de cualquier otro índole. Por supuesto, esto pasaría necesariamente por autoexcluirse, por romper unilateralmente las reglas de juego y por montar sistemas paralelos, interconectados o no. Y de nuevo tendríamos montado el circo de las batallas y las peleas entre los distintos grupos y sus distintas visiones. Huele claramente a involución.
Querido Lluís, me gustaría haber dado con la solución pero de esta reflexión sólo ha salido como solución la amenaza de una invasión extraterretre, que aunque no se puede descartar completamente, no es algo que esté en nuestras manos.
Mi corta visión histórica me hace ver la situación actual como el fin de una civilización. Este hecho en la antigüedad, donde las civilizaciones tenían carácter regional, permitía contemplar salidas hacia delante, egipcios, griegos, romanos, mayas, etc... pero ahora en el momento de la aldea global, ¿dónde y cómo podemos reinventarnos? No va a ser fácil, especialmente para aquellos grupos que no se encuentran unidos por una misma visión del mundo y una misma voluntad política.