domingo, 16 de enero de 2011

Crianza del 2009.


¡Espero que sea una buena cosecha!

jueves, 6 de enero de 2011

Escapando de la Nochevieja.


Como ya viene siendo costumbre en mi, el sarpullido navideño acaba en forma de paroxismo febril que alcanza su máximo apogeo durante la Nochevieja, en la que me da por imaginar el mundo como un tiovivo, que da vueltas y vueltas en esta especie de feria astronómica, hasta que se nos acaben las fichas, claro.

Unas horas antes de la medianoche del 31, es cuando empiezo a delirar y a elucubrar con distancias, rotaciones, traslaciones y velocidades. Este año me dio por intentar escapar a cualquier precio de la salva de uvas. Empecé a pensar en medios de locomoción, helicópteros, aviones supersónicos y cohetes espaciales, que viajaran hacia el vagón de cola, en sentido antirotatorio, aferrado al 2010.

Pongamos como regla de juego primordial que no olvido que todos esos medios de transporte se encuentran dentro del sistema referencial terrestre y que tengo claro que no corren más cuando se desplazan en contra de la rotación de la tierra o van más lentos en el otro sentido. Sin embargo, tengo la teoría de que nos podemos resistir bastante al cambio de año. Ahí va la hipótesis: salimos de Oslo a las 23:59 h, es decir, NO HAY UVAS TODAVÍA, con un Airbus comercial que mantenga una velocidad de crucero de aproximadamente 840 km/h. Esta velocidad nos permitirá alcanzar el siguiente meridiano alrededor de las 23:59 h ya que a la latitud de 60ºN, en la que se encuentra Oslo, la separación entre meridianos es de 838 km. Así, mientras tengamos combustible, podremos escapar de la mala uva durante unas 12 horas aproximadamente. Será cuando crucemos el meridiano 180º, que básicamente es el meridiano de Greenwich visto por detrás, cuando la Línea Internacional de Cambio de Fecha actuará como juez implacable sentenciándonos a la entrada forzosa en el 2011, previo pago de una multa consistente en 12 uvas.