Continúo
estos días enfrascado en el campo de la ontología y de cómo veo yo la esencia
de las cosas. Como ya he comentado en ocasiones anteriores, para mí, la
realidad es la expresión de la infinita riqueza de matices que pueden ser
informados por el SER. Dicho en otras palabras, el magma esencial cristaliza en
infinitos detalles que pueden ser observados en la realidad física y que, como
si fueran vasos comunicantes, conectan al SER esencial indiferenciado con la
variopinta realidad.
Me
interesa ahora el devenir de las cosas, el transcurso y la evolución de la
realidad. ¿Existe el libre albedrío o el futuro consiste simplemente en la
lectura al pie de la letra de una partitura determinista de la que no nos
podemos desviar?
Intentaré
responder a esta pregunta, obviando lo mucho que ya se ha pensado y dicho sobre
este tema, es decir, siguiendo un razonamiento personal.
Desde
mi punto de vista, sí existe el libre albedrío pero solo en el plano de la
realidad física. Con esto quiero decir que si transcendemos mentalmente hacia
el SER esencial, veremos que este no tiene libre albedrío, ni tampoco está
sujeto al determinismo. El SER único, indiferenciado y esencial es todo
potencialidad, todas las posibilidades están contempladas en él, todas las
decisiones pueden ser, todos los planes previamente prefijados también quedan
incluidos. Es la variedad de matices que nos ofrece la realidad física, la que
nos permite elegir que camino queremos tomar (libre albedrío). Sin embargo,
cuando esos matices diferenciales son transcendidos por una esencia superior
que los supera y los engloba, la posibilidad de elegir se desdibuja, ya no
existen opciones diferentes, ni caminos diferentes entre los que podamos
decantarnos, desaparece el libre albedrío y también desaparece la posibilidad
de un plan maestro (determinismo) porque todos los planes están englobados y
son igualmente posibles.
Por
eso yo no creo en entidades espirituales con conciencias diferenciadas, pienso
que si abandonamos el plano físico, desaparece la individualidad para
fusionarnos con el magma esencial del SER. Por eso no creo en la existencia de
fantasmas, ni espíritus, ni ángeles, ni ángeles díscolos que se rebelan contra
Dios (o sea, demonios), ni seres de luz, ni apariciones marianas. La
individualidad y la conciencia de uno mismo sólo se dan en el plano físico, no
la contemplo en el plano espiritual.
En el
plano espiritual, no hay libre albedrío para que un ángel tome el camino de
rebelarse contra Dios y otros por el contrario permanezcan a su diestra
ensalzando su gloria. No hay libre albedrío para que existan espíritus malignos
en contraposición a otros que son bondadosos, ya que esas son cualidades que se
dan meramente en el plano físico y están fuertemente condicionadas por el
juicio del observador.
Asimismo,
como corolario de lo anterior, estoy diciendo que, desde mi punto de vista, no
existe la vida después de la muerte, entendida como que yo sigo siendo
consciente de mí mismo y pululo por ahí como una entidad inmaterial, con alguna
capacidad de decidir mínimamente sobre algo que me afecte.
No
sé, quizá estoy tentando demasiado a mi suerte y, solo para quitarme la razón,
esta misma noche se me aparezca un espíritu visitante de mi alcoba que no me
deje dormir. Si sucede, prometo volver cabizbajo a mi blog para anunciaros qué
no entiendo nada.
1 comentario:
Joan,
El libre albedrío, el determinismo ... son realidades mentales fruto de la fragmentación del SER del que hablas en tu post.
Lo que describes es un proceso que los orientales llaman despertar y los occidentales ya no saben como llamar.
Te recomiendo la lectura -paciente y desapegada- de los textos de Krishnamurti. Tienes muchos videos en YoTube, como: https://www.youtube.com/watch?v=UdFwMjCJf2w
Un abrazo
Carles
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