martes, 2 de diciembre de 2014

Crónicas Invisibles (II). Frankenstein – Boris Karloff


Monstruo mascota, sensibilidad reptiliana a flor de piel. Unes cuatro miembros a una cabeza humana y ya lo tienes, asombro por la Naturaleza, actitud reverencial, asombro naif por la percepción sensorial. Sólo una niña es capaz de extraer la bondad del monstruo, una bondad irracional, inconsciente y por tanto, pura. Quizá el monstruo hubiera tenido posibilidades de un posible desarrollo social pero sin embargo, al final al monstruo le falta un tornillo, el que conecta la corteza prefrontal, así que una niña y una flor son exactamente lo mismo y ya la hemos liado. La creación del doctor es imperfecta, se olvidó de la empatía pero aun así, este monstruo de Boris Karloff tiene un no sé qué de entrañable que se hace querer. Pobre criatura.

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