domingo, 12 de septiembre de 2010

Supersticiones


¿Por qué hay personas que son más supersticiosas que otras con independencia de su nivel cultural?

He intentado contestar esta pregunta simplemente porque yo soy una persona supersticiosa, por mucho que me cueste reconocerlo. Y con los años me he dado cuenta de que el modus operandi de la superchería es similar al funcionamiento del sistema inmune. La mente se va cargando con los anticuerpos generados con cada nueva inoculación supersticiosa. Una vez subyugada la mente del huésped, las supersticiones se propagan rápidamente de forma similar a las actuales historias virales entre diferentes personas, que las aceptan como si fueran retazos de la sabiduría milenaria acumulada por el hombre en su relación con el entorno.

No pongas el pan boca abajo en la mesa, no abras un paraguas dentro de casa, no dejes los zapatos encima de la mesa, no pases por debajo de una escalera, los gatos negros traen mala suerte, el color amarillo, romper un espejo, las tijeras abiertas, derramar la sal, supersticiones numéricas como la triscaidecafobia, hay que llevar algo rojo para comenzar el año, etc…

Sin embargo, por qué hay personas que son aparentemente inmunes a este tipo de condicionantes conductuales. Es evidente que una primera explicación radica en el desarrollo intelectual de la persona y no hay mejor manera de ejemplificar este argumento que pensando en la vida del hombre primitivo para el que muchos de los fenómenos que ahora consideramos totalmente naturales y explicables, tenían un origen mágico y sólo con la mágica se podía tratar con ellos. Pero desde mi punto de vista, hay otro rasgo importante que inclina la mente a la creencia supersticiosa, y sería su componente fantástica en contraposición a la componente realista. Hay personas más dadas a magnificar la parte de la realidad que todavía no entendemos y por tanto, su interpretación de la realidad se acerca en cierto modo a la del hombre primitivo. Esto es posible, no porque esas personas sean muy fantasiosas y no entiendan o acepten la explicación actual de la realidad sino porque amplían su visión del mundo más allá del entorno cercano del hogar, del deporte dominical, o del coche que conduzco cada día para ir a trabajar. Es cuando intentas abarcar la gran realidad, la que supera los confines del Universo, la que fluye a través de caminos y vías todavía ignotos para el hombre, cuando te conviertes en un auténtico cromañón proclive a interpretaciones mágicas de esa gran realidad. Así, todo lo relacionado con el misterio, programas de televisión y radio, revistas y libros, tiene tanto auge en la actualidad, abonando con vehemencia el sustrato fantástico con muchas preguntas sin respuesta.

Pero cómo se origina una superstición, cual es el germen que desencadena una creencia irracional que puede extenderse a lo largo de milenios. Yo siempre había pensado que tenían un origen de lo más anodino y tonto que se pueda llegar a pensar. Por ejemplo, quizá un día alguien abrió un paraguas dentro de casa y luego casualmente, tuvo un mal día, se lo comentó a sus convecinos y zás, ya tenemos una superstición. Sin embargo, esta es una idea muy naive, ya que al igual que en el caso de la comunicación viral, es importante que el número de propagadores del mensaje una vez creado, sea muy elevado para que la cosa se extienda. Así que indagando un poco más en el tema, he podido comprobar que la mayoría tienen su origen en cosas básicas, importantes para mucha gente como la religión, la comida o la muerte.

Por ejemplo, los orígenes del pingüe corpus supersticioso asociado a las escaleras son, desde mi punto de vista, principalmente dos: uno asociado a la religión, ya que la escalera al apoyarse en una pared forma un triángulo que popularmente se identificó con la figura divina, y por tanto, atravesarlo se puede considerar como una profanación. Además, abundando en este sentido, la escalera es algo que nos permite ascender y descender y por tanto, se puede considerar como un símbolo del puente de unión entre el Cielo y la Tierra. Un segundo origen estaría asociado con la muerte, ya que la escalera formaría parte del utillaje presente en el cadalso siendo su finalidad la de permitir descender los cuerpos de los ajusticiados.

Sea como fuere, el encuentro fortuito con una escalera puede requerir de la ayuda de un manual para salir indemne de tan aciago trance. Sirvan de ejemplo algunas líneas extraídas de dicho manual. Si pasamos por debajo de una escalera sin darnos cuenta, podemos hacer lo siguiente:

- Hacer el signo de la figa o,

- Cruzar los dedos hasta ver un perro o,

- Escupir tres veces a través de los escalones o una vez por encima del hombro derecho o,

- Escupir en el zapato y continuar el camino sin volverse hasta que la saliva esté seca.

Debe evitarse siempre alargar o coger un objeto a través de los peldaños, o pararse en un escalón impar.

Ha de preferirse siempre la escalera con un número impar de escalones. Saltarse un escalón al subir anuncia un revés de fortuna y caerse de una escalera, además de la posibilidad de partirte la cabeza, significa pérdida de dinero.

Con respecto a las escaleras que unen dos pisos, se recomienda hacer el signo de la cruz al pisar el primer escalón para evitar un tropezón.

Caerse por una escalera es de buen augurio si ocurre subiendo, pero un mal presagio si es bajando.

Cuando a mitad de las escaleras se acuerda uno de que ha dejado olvidada alguna cosa, se recomienda primero subirlas todas y luego bajar por ella, para evitar la mala suerte.

Teniendo en cuenta su origen religioso no es raro que sea de buen presagio soñar que se sube una escalera y de mal agüero, soñar que se baja.

Fuera del mundo de los sueños está considerado de buen augurio y signo de próxima boda caerte por la escalera si en ese momento la vas subiendo, y por el contrario de mal agüero y signo de asistencia a un funeral caerte si las estás bajando (dependiendo de la gravedad de la caída podría ser el propio: mucho cuidado).

Visto lo dificultoso del trato con estos peligrosos bichos llamados escaleras, creo que optaré por los taburetes que requieren menos mantenimiento.

Un supersticioso haciendo terapia.

3 comentarios:

CARLA BRUNI dijo...

Las superticiones suelen venir de la Edad Media, cuando se creía en brujas y demonios, que traen buena o mala suerte según los rituales. Lo de la escalera no pasar por debajo está muy extendido pero porque se te podía caer encima, como si pasas debajo de una obra.
Que se te cruce un gato negro, malo malisimo, que se rompa un espejo 7 años de mala suerte, se te caiga la sal echa detrás de tu hombro un poco para quitar la mala suerte, pro la sal era un producto carisimo, tanto que se pagaba en sal los alimentos se conservaban en sal, de ahi la palabra salario, y si encima se te cae, pésimo todo.

CARLA BRUNI dijo...

Pásate por mi blog si no lo has hecho, el mio es muy modesto pongo cosas que me gustan o no, quizás sea muy anárquico. Saludos desde las Islas Canarias.
Dumi

Juan Francisco Caturla Javaloyes dijo...

Hola Carla,

por fin tengo tiempo para contestarte. Yo creo que en el tema de las supersticiones pasa algo parecido a lo que pasa con las palabras, con el lenguaje. En la actualidad hacemos o decimos una serie de cosas que en realidad no sabemos de donde vienen pero que están establecidas, muy imbricadas en la sociedad. Normalmente, buscando en el pasado podemos entender porque hacemos o decimos tal cosa, como el ejemplo que pones con la palabra salario.
Ahora bien, ¿tú crees que todas las supersticiones se gestaron en la Edad Media y que en la actualidad ya no se genera ninguna?

Saludos y descuida que sí que me he pasado por tu blog.

Juan F.