domingo, 13 de octubre de 2019

Radiografía de España



Uno de los temas que nunca he querido abordar en mi Plaza del Humilladero ha sido mi visión sobre la política española. Sin embargo, la situación histórica actual me obliga a tomar partido, a definir mi posición y a empezar a poner las cartas sobre la mesa. Los acontecimientos nos obligan a hablar y a entrar en política, nos guste más o menos.
Desde el siglo XIX, muchos fueron los intentos y las ilusiones de abrazar el liberalismo democrático por parte de los españoles. Los aires de libertad, de dejar atrás el antiguo régimen, de entregar la gobernanza de los estados al pueblo cundían por toda Europa y España no iba a ser menos. Algunos creyeron factible realizar el cambio y cargados de ilusión pusieron la primera piedra con la redacción de la Constitución de Cádiz de 1812. Pronto se vio que no iba a ser fácil y fueron muchos los infructuosos intentos de liberarse de las “caenas” en parte por los últimos coletazos del absolutismo pero sobre todo porque en España no existía una cultura democrática arraigada que permitiese contrastar las diferentes ideas y opiniones de forma civilizada, es decir, mediante la palabra, y la tendencia natural de los españoles era resolver sus diferencias mediante las armas, el linchamiento y el asesinato del adversario político en medio de las calles. El poder de la Iglesia, siempre reaccionario y contrario a las modernas libertades, fue otro factor a tener en cuenta en el freno de las aspiraciones libertarias del pueblo español.
Así se sucedieron abdicaciones monárquicas varias, la efímera primera República y la monarquía-dictadura de Alfonso XIII y Miguel Primo de Ribera hasta llegar por fin al que podría haber sido el desembarco definitivo de España en el plano de la democracia y la soberanía popular. Pero España seguía sin estar preparada para ejercer el poder del pueblo.
Muchos sesudos expertos dicen que la Guerra Civil Española tuvo como causa principal el descontento del generalato con las instituciones de la joven república. Es cierto, lo acepto, la República siempre vio a los mandos del ejército como una amenaza y no los trató muy bien pero yo creo que esa no fue la verdadera causa de la Guerra Civil. En mi opinión, la verdadera causa fue de nuevo la inexistencia de un modus operandi democrático y respetuoso con el contrincante político. Los españoles no estaban preparados para ejercer el poder popular, para que los designios del país cayeran en manos de la gente, para tomar las riendas de su propio futuro.
El tiempo de la República se mostró como extraordinariamente volátil y a pesar de que había grandes oradores, no era precisamente la palabra el arma más peligrosa. La inseguridad ciudadana campaba por las calles, y era allí donde los anarco-sindicalistas de la CNT, los monárquicos, los carlistas, los de izquierdas y los de derechas resolvían sus disputas a tiros. Hasta los intelectuales como Ortega y Unamuno, que habían abrazado la república en un primer momento como no podía ser de otro modo, terminaron aborreciendo el clima de crispación social y vandalismo ideológico que se apoderó de España.
Así que vuelvo a reiterar que la Guerra Civil española se produjo principalmente porque el pueblo no estaba preparado para ser libre, no había alcanzado la mayoría de edad en cuanto a la res pública y había demasiada propensión a tomar el atajo corto e intentar eliminar, en el sentido completo de la palabra, a los que pensaban diferente.
La victoria de Franco en la guerra volvió a retirarnos la mayoría de edad política, nos dejó convertidos en adolescentes políticos que se divierten con el futbol y los toros pero que no están capacitados para decidir y participar en la definición de su presente y su futuro.
Para mí, la dictadura de Franco fue una dictadura arbitral con poca carga ideológica más allá de perpetuarse en el poder y mantener el rebaño en paz sin que nadie se salga del redil. Se trató de una usurpación de la libertad que aparentemente no se había sabido administrar con mesura y con respeto por parte de los españoles cuando la tuvieron en sus manos.
La restitución de la monarquía fue, para mí, una salida necesaria, casi obligada para recuperar cierto grado de liberalismo democrático en una de sus formas más benignas que es la monarquía parlamentaria pero sin olvidar que el jefe del estado es el Rey.
Pero yo me pregunto, ¿estamos ahora, ya el pleno siglo XXI, realmente preparados para vivir en democracia? ¿Estamos preparados para participar en la vida pública de nuestro país buscando entre todos las mejores decisiones para el conjunto de los españoles? Desgraciadamente pienso que no, que nuestra democracia renquea todavía bastante. Y es que España sigue enferma todavía, sigue sin reconocerse a sí misma y ahora con este defecto agravado por la usurpación de sus símbolos por parte del fascismo de la Falange y el propio franquismo.
Fíjense que en nuestro país no se discute sobre los grandes temas que deberían articular el estado como la educación, el empleo, la sanidad, la energía o el estado de bienestar en el que se enmarcan las pensiones. Temas que requerirían grandes consensos y pactos de estado cediendo muchos de los intereses individuales en pro del bien común. ¡Seguimos preguntándonos quienes somos!, desenterrando muertos como el que desentierra los viejos desencuentros que no supimos resolver con la palabra, especialmente por parte de la izquierda mientras que la derecha democrática mantiene sus complejos y es incapaz de echar hacia adelante.
Por poner un ejemplo, es como cuando una persona tiene un problema psicológico que la bloquea y la ensimisma cerrándose hacia dentro. Esta persona no puede ocuparse de los problemas importantes que le rodean y que necesitan de una mente clara y despejada para encontrar una buena solución.
Por tanto, creo que España no estará plenamente preparada para la democracia mientras no resuelva su problema identitario, se identifique con sus símbolos y tradiciones y acepte un código de valores común definitorio de la nación española e interiorizado por todos los españoles. Así lo hacen los alemanes, los suizos, los japoneses, los ingleses y los americanos entre otras muchas naciones que sienten el orgullo de pertenecer a su nacionalidad.

1 comentario:

Lluís P. dijo...

“This world is not what you believed it was – you, humans, are not the ultimate beings who govern over the universe. The world is not only one universe, to begin with. There are seven universes, all filled with hundreds and thousands of galaxies, countless stars, more planets and asteroids… A lot of them, unlike how you humans believed, are populated. There are numerous species both similar and different from you, all with their own views, values, beliefs, joys, and sorrows. So dare not think what you believe in is the ultimate truth of this world, or what you value matters the most. We are different and you should get over with it – there will be people whom you can never agree with. That does not mean, however, that you cannot accept them for who they are, cannot live side by side with them, share their pain and joy, earn their trust and benevolence, and ultimately, lean on their shoulders for support and believe they shall be there whenever you are in need. Remember, my dearest friend – the only truth we all can mutually agree on, and the only force which can unite all of us is the power of the heart, for we, all living beings, have that one thing in common: the power to feel, to care, and to love. As for other things – mindset, views, principles, beliefs, opinions – they are never absolute, so what you think is immoral, might not look so in another person’s eyes. I am sorry, but this is how this world runs.”
― Tamuna Tsertsvadze, Galaxy Pirates


“Diversity is an aspect of human existence that cannot be eradicated by terrorism or war or self-consuming hatred. It can only be conquered by recognizing and claiming the wealth of values it represents for all.”
― Aberjhani, Splendid Literarium: A Treasury of Stories, Aphorisms, Poems, and Essays