sábado, 18 de febrero de 2012

Supervitaminarse

No manejo datos objetivos al respecto pero intuyo que la humanidad siempre ha tenido a su alcance sustancias químicas exógenas que le han permitido tratar diversos males y afecciones. Este hecho sanatorio ha generado una relación muy especial entre los humanos y determinados productos químicos, que han sido considerados en muchas ocasiones algo propio de los dioses. De ahí, que en la antigüedad eran los chamanes quienes atesoraban el saber farmacológico y las sustancias químicas se encontraban en el Olimpo de los remedios milagrosos.

Una vez superada esta fase mítica, la química también ha sido usada para quitar la vida y hubo toda una tradición de envenenadores, que sabían poner las obedientes moléculas a su servicio, y que alcanzaron su máxima expresión durante el Imperio Romano y la posterior Edad Media.

Con el advenimiento de la farmacología moderna, que en España yo situaría después de la segunda guerra mundial, las sustancias químicas entraron con todos los honores dentro del campo de los avances benefactores de la humanidad.

Me da la impresión de que a medida que se consolidaba una clase media en España, crecía simultáneamente la sensación de que las medicinas pueden curar prácticamente todas las enfermedades y alargar la esperanza de vida hasta límites insospechados. De esta forma, con el paso del tiempo, la ciencia proveerá el remedio farmacológico para todo, es decir, que en la mente del ciudadano común anida la idea de que una vez reducido el cuerpo humano a un mecanismo biológico desvelado, el curso de las enfermedades, que entonces se llamarán procesos biológicos anómalos, podrá ser intervenido con esas entidades químicas xenobióticas que llamamos fármacos.

Yo mismo he sido producto de aquella generación de madres confiadas que acumulaban en casa botiquines con una solución para casi todo: diarreas, quemados, golpes, constipados y hasta gripes eran curados en casa, casi sin la necesidad de ir al médico, me refiero cuando todavía había barra libre de antibióticos.



De mi niñez recuerdo unos cuantos medicamentos que siempre circulaban por casa como el Lacteol o el Agua del Carmen, un lingotazo de 55 grados de alcohol que siempre sacaba mi abuela para combatir los sobresaltos que te da la vida, o el ungüento de Cañizares, con aquella literatura del prodigio que decía: “Los granos, panadizos, pañales, tumores, golondrinos, fístulas, llagas, úlceras, caries de los huesos, abcesos escrofulosos, etc, etc… Son curados en brevísimo tiempo con este remedio privilegiado”.

La literatura farmacológica de aquella época denotaba esa confianza ciega en los remedios de la ciencia y su lectura, hoy en día, arranca irremediablemente una sonrisa. Qué sirvan como ejemplo unos cuantos prospectos que muestro a continuación.

Nada mejor que un buen chute de Thorazina para calmar la mala leche de los abuelos, así dan menos guerra que el ficus benjamina del comedor.

Quién no ha oído hablar de tomar decisiones a golpe de testosterona, allá donde haga falta un macho... Androxil. Por cierto, la publicidad comenta que está incluido en el nuevo Petitorio (no confundir con pepitoria), que era algo así como el catálogo de la botica. ¡Pues me lo pido!

Todos sabemos que la Coca-Cola fue diseñada como bebida medicinal pero esto también le ocurre al 7UP.

En cuanto a los antibióticos, parece que los fabricantes se empeñaban en matar los bichos a cañonazos o con soplete o lanzallamas.




Ahora bien, lo de que los virus se van con un buen carajillo, eso lo hemos tenido claro desde siempre. En este caso con un buen grog.


¡Qué sería Bayer sin su Aspirina! Pero que sería con su Aspirina-Heroína que llegó a comercializar a principios del siglo pasado. Al lado de esto, la Cafiaspirina se queda a la altura del betún.


Eso que los niños vayan probando lo que es bueno... para la tos.

Y para el dolor de muelas, todo el mundo sabe que lo que va mejor es la cocaina, sobre todo para aliviar el dolor de los dientes de leche.

¿Y si el niño no nos deja dormir por la noche? Eso los antiguos lo tenían clarísimo, se le daban 5 gotitas de brebaje de 46 grados con opio y a dormir toda la noche como angelítos.

Luego estaba esa publicidad que hoy en día molesta a la vista. Pastillas sobre perniciosas mantequillas, un tio dándose crema para los golpes con el cigarrito en la boca, o subida de bilirubina con un limón por montera.




Y lo que seguro que nadie se metería ahora, son estos supositorios radioactivos para aumentar el vigor sexual. A más de uno se le debió iluminar el miembro como una bombilla.

Ahora, bien entrados en el siglo XXI, aquel niño que ante el más mínimo malestar físico acudía a su madre, convertida en chamán doméstico, en busca del remedio más oportuno, ya no cree en la fantasía alopática. Si bien es verdad que las medicinas alivian una considerable cantidad de sufrimiento, hay que considerarlas como algo propio de los hombres, no de los dioses.

Me despidiré como decía Super Ratón al acabar sus capítulos “hasta el próximo programa amiguitos y no olviden supervitaminarse y mineralizarse”.

7 comentarios:

Lluís P. dijo...

Joan,

Exquisita mezcla de historia, curiosidades y humor, como sólo tú saber combinar. Te confieso que ha sido un placer saborear tu artículo en una abúlica tarde de domingo.
Me quedo con la duda de si tu mente, al elaborar estos excelentes poutpourris, no estará bajo los influjos de un Vita Radium caducado que te guardaste para aquellos estados pasajeros (o no tanto) de baja inspiración intelectual. Porque tu mente, lo que es brillar, ¡ya te juro que lo hace!

De parte de un admirador subvitaminado,

Lluís

Juan Francisco Caturla Javaloyes dijo...

Muchas gracias Lluís por tus afectuosas palabras. La verdad es que no hay mayor recompensa que sentir que hay alguien al otro lado para poder compartir vivencias. En este caso, nuestra actividad profesional nos permite disfrutar de esta entrada de un modo especial.
Un saludo,

JF

carles p dijo...

Hola Joan,
Permite que me una al coro de alabanzas por tu nuevo texto, que tanto nos acerca y nos sugiere. A pesar de la creciente desmitificación ¿no crees, sin embargo, que todavía tenemos una relación en buena parte mágica con los fármacos? Parte de esa magia (o ya mito) incluye y exige por parte del paciente una explicación o rationale previo, que no acaba de entenderlo pero acepta, y sigue aliviando alguno de sus más habituales ó prosaicos males merced el efecto placebo. Y esto aplica todavía más a los fármacos New Age, que están más de moda entre los snobs. Tus sugestivas imágenes no tienen precio. Supongo que dentro de 100 años nuestros eventuales sucesores –si tenemos- se llevaran las manos a la cabeza cuando constaten las toneladas de ibuprofeno y paracetamol que consumían sus antepasados, lo mismo que nosotros al comprobar los usos pretéritos (¡off the label hoy en día!) del opio, heroína y toracina (cuando yo era niño, el largactil era recetado por pediatras para sedar a los niños que hoy calificamos de hiperactivos). A propósito, yo había utilizado el ungüento cañizares con algún grano enquistado ¡y funcionaba!
Un abrazo, Carles

Juan Francisco Caturla Javaloyes dijo...

Muchas gracias Carles por tus comentarios. Mira por donde me has hecho darme cuenta que el efecto placebo es una manera "científica" o "estadística" de medir la magia. O sea,que ya podemos cuantificar la magia. He leído por ahí algún estudio que decía que las personas que creen en algo (Dios, Karma, otra vida...) tienen más posibilidades de curarse que las que no creen en nada. Pongo en duda la fiabilidad de este estudio pero es cierto que la magia existe y se puede medir. Con el paso de los siglos parece que la ciencia le quita terreno a la magia pero queda aún un largo camino en el que nos acompañará el bastón de la fe y los vendedores de magia tienen negocio para rato.
JF

carles p dijo...

Uf, Joan, tocas varios temas que me interesan mucho…
El efecto placebo, como tantas cosas, se puede explicar con la magia, con la razón o de otra forma que prefieras. Si para hacer que nuestro organismo recupere la homeostasis se requiere pensar que un agente externo lo está sanando, ahí tienes la prueba de que nuestra mente es capaz, aunque sea de forma oblicua, de intervenir en el caso. No creo que la ciencia le quite terreno a la magia, sino que construye encima de ella un edificio más evolucionado. Tanto la magia, el mito, como la razón, no son más que formas de ver el mundo, formas de gestionar la realidad. Siguen una gradación evolutiva, que además no acaba ahí.

Carles

Manel dijo...

No us vull fer-vos mal !!!! però res d’això és necessari quan aconsegueixes desempallegar-te del llast del càstig diví que és el treball.
No: no m'he oblidat de vosaltres. El que passa és que tot just ara començo a regular la velocitat de la meva vida. Heu experimentat mai aquella sensació d'haver de frenar quan surts d'una cinta transportadora en la que vas caminant i de sobte s'acaba ?. Doncs aquesta és la sensació que encara ara estic tenint.
Com us he dit, no sé com dir-vos-ho per no fer-vos mal, però la vida que començo a viure és una altra vida sense que sigui "l'altra vida".
Quina quantitat de experiències, detalls, entorns, situacions, relacions,.... arribem a perdre per culpa de la velocitat que ens imposa la vida laboral. Quasi m'atreviria a dir que estic tornant a descobrir el mon.
Ser partícip de la vida dels altres en el seu mon, és tota una experiència. Quan estudiava fotografia, tenia un profe que deia que ell ens ensenyaria a fer un bon positiu d'una bona foto, però que la bona foto només la veuríem quan caminéssim molt a poc a poc. No sé si totes les "fotos" que estic veient son bones però n'estic veient una infinitat que, fa dos mesos, no veia.
Espero que d'alguna manera aquest afany de veure, sense aconseguir fartar-me, arribi aun equilibri perquè fins i tot algun cop, m'he dut un cert ensurt al adonar-me que fent les activitats rutinàries de la part del càstig de les que no puc escapar ( fer llits, posar rentadores, fregar plats, netejar banys, etc....) l'atenció i la imaginació se'n van cap a una altra direcció i deixo de fer (o faig malament) allò que estava fent (Alzheimer; pot ser?).
He trigat bastant a contestar-te, perqué cada cop que he visitat el teu blog, he vist que les "converses" que teniu no son gens intranscendents i que parlar-vos de la crisi i la desviació del dèficit, faria baixar el llistó de la qualitat de la que-penso- pots presumir del teu blog Joan.
Això farà que les meves participacions siguin escasses perquè no sempre es té la inspiració adequada, i perquè també us haig de dir que "parlar" a través d'un blog (és el primer cop que ho faig) no em convenç.
Penso que res substituirà mai el to d'una paraula, la mirada que la pugui acompanyar, i el só dels silencis (tant importants en la música; eh Carles?) d'una conversa.
Salud, sort i justícia !
Fins aviat
Manel

Juan Francisco Caturla Javaloyes dijo...

Ostres Manel, quina alegria! Pot ser que aquest frenesí de la rutina diària, que noto en mi molt acusat, ha estat el responsable de que no m’en adonés fins ara de que m’havies contestat aquesta entrada i em sento orgullós d’haver-te fet parlar a través del meu blog. Per què el meu blog no val res sense els vostres comentaris, jo soc un noi amb ganes d’aprendre i tot el que escric son preguntes, preguntes al mon.
Tu saps el valor que te per mi que una persona que parla “el mateix idioma” que jo m’expliqui allò que em trobaré si Deu vol dins de 25 anys? Es com tenir un explorador al capdavant que va informant la reraguarda del que li espera al camí.
Aquella sensació que expliques deu ser com quan agafes les vacances d’estiu amb un munt de coses per fer i un munt d’il•lusions i comences a assaborir els primers minuts de llibertat, es una cosa que emborratxa. Però suposo que com passa a les vacances, al final em d’acceptar que el temps passa i el millor que es pot fer es trobar el compàs d’aquest temps i deixar-se portar per la simfonia de la vida.
M’en alegro molt de veure que estàs gaudint de un nou renaixement i si us plau, no et prives de deixar tots els comentaris que vulguis des de la avantguarda.
Una abraçada molt forta.
Joan