lunes, 19 de mayo de 2014

El teatro de la Democracia


A una semana escasa de las elecciones europeas, me encuentro asistiendo atónito al espectáculo de la democracia.
A duras penas salen mensajes claros de las bocas de los parlanchines políticos que vuelven a repetir las mismas generalidades grandilocuentes de siempre sobre la construcción europea.
Uno se siente agredido en sus más internos fueros cuando escucha como los cargantes políticos rellenan minutos de televisión con la verborrea habitual mientras al fondo se observa el destello de los dientes de la bestia que reina y gobierna en el este mundo, el capitalismo más descarnado y sangrante que haya conocido la historia.
Dicen las mismas generalidades de siempre, las mismas que hace 20 años y que no digo que no se hayan llevado a cabo con más o menos fortuna, pero seguir repitiendo lo mismo después de ver como el lobo enseña los dientes... O estos candidatos a eurodiputados no han visto al lobo, o no han visto sus dientes, o no viven en este planeta, o simplemente desempeñan su papel en el teatro de la democracia para ganarse el pan de cada día y algo más.
Una Europa que se ha visto sacudida y vapuleada hasta casi la ruptura, se encara hacia una nueva legislatura con la misma gente mentalmente agotada de siempre, haciendo como si nada, no habiendo aprendido nada, no sea que vayamos a destapar la caja de los truenos. Si la población se encuentra adormilada y podemos continuar con el chiringuito para qué molestarnos en cambiar, procurad no dar golpes fuertes sobre los atriles de los mítines no sea que los ciudadanos vayan a despertar y la liemos.
Cómo retar a esta realidad supranacional que llamamos Europa, si no somos capaces ni de retar los usos y leyes de nuestro propio país. ¿Quién será el primero en decir que esto no funciona? ¾se preguntan los políticos, y ellos mismos se responden con el tengamos la fiesta en paz, sobre todo en hora de elecciones. No sea que vayamos a desatar la “Primavera europea” y los tan traídos y llevados pobres y parados se levanten contra el señor don Dinero que es el que realmente dicta las normas del juego en Europa y fuera de ella.
En Europa tropezamos con la misma piedra que en España, es decir, esta crisis económica no se resuelve sólo con medidas económicas, es necesario tomar medidas políticas y aquellos territorios capaces de tomarlas serán los primeros en plantarle cara a la crisis. España no es uno de esos territorios con capacidad política para afrontar la crisis, ni Europa tampoco lo es por la misma razón que España, DESUNIÓN y diversidad de criterios.
No parece que se vayan a tomar medidas valientes que nos hagan progresar, enfrentarnos a las fuentes de financiación y retar moralmente a la tiranía del dinero.
Sólo nos queda jugar al teatro de la democracia y hacer ver que en esta Europa del siglo XXI la libertad está por encima de todo, cuando en realidad hay un tirano impersonal (por eso no nos damos cuenta) que nos tiene puesta la bota encima del cuello.
Creo que el próximo domingo 25 no voy a comprar la entrada para esta función teatral llamada Europa.

2 comentarios:

Lluís P. dijo...

Joan,

No puedo, aunque ya me gustaría, desmentirte de tu crítica a los políticos de cualquier color en su campaña electoral europea. No hablan de sus objetivos en el caso de ser elegidos y, lo que es más grave, sólo se esfuerzan en echarse los platos por la cabeza por cualquier comentario fuera de tono colgado en las redes sociales, de un nivel intelectual capaz de abochornar al ciudadano más templado.
Sin embargo, tengo tres motivos para ir a votar en estas elecciones al parlamento europeo.
El primero, que desde Bruselas, nos guste o no, se deciden cada vez más los destinos de todos los integrantes de la Unión. Para muestra, el calvario de Grecia durante esta crisis, o el derrocamiento de Berlusconi en Italia. La economía está muy globalizada y todo está tan entretejido que ningún gobierno es del todo soberano cuando ha de tomar según que decisiones. Yo creo que este “status quo“ muy difícilmente se echará para atrás (hasta los ingleses reconocen que salirse de la UE tendría efectos catastróficos en su economía). Por lo tanto, hay que tener presencia de calidad en el parlamento europeo y esto sólo se consigue con un buen dato de participación.
La segunda razón es que la democracia es el menos malo de los sistemas de gobierno y debemos cuidarla con mimo. Poder votar es un privilegio, nuestra vieja Europa ha sufrido ya suficientes momentos de ofuscación política como para no valorar lo difícil que es alcanzar una UE con regímenes democráticos en todos sus miembros. La alternativa a estas elecciones pasaría por un desmembramiento de este acuerdo entre países, una situación muy peligrosa si derivara en dictaduras totalitarias, ya sean de derechas o de izquierdas. Con nuestro voto, contribuimos a afianzar un acuerdo entre estados que, sin ser perfecto, nos hace más competitivos a nivel mundial (al euro me remito).
Por último, mi tercera razón a favor del voto es la tendencia que se percibe en muchos países durante estos últimos años, esto es, un claro viraje hacia la extrema derecha. La inmigración incesante y el problema del paro durante estos años de crisis han dado alas a discursos incendiarios que acusan a los recién llegados a nuestro continente (básicamente subsaharianos y del norte de África) de todos los males de nuestras maltrechas economías. Si tenemos en cuenta que la izquierda ha sido siempre mucho más perezosa que la derecha a la hora de ir a votar, añadámosles las difíciles cuestiones mencionadas y ya tenemos el caldo de cultivo óptimo para una victoria aplastante de formaciones políticas xenófobas, homófobas e intolerantes. No es necesario rebobinar mucho en el tiempo para encontrar momentos de la historia europea de infausta memoria, a evitar a toda costa.
Seguimos en contacto,

Lluís

Juan Francisco Caturla Javaloyes dijo...

Lluís,

el gran problema de mi entrada es que no doy alternativas. No digo que la democracia no sea un buen sistema de gobierno sino que ha dejado de ilusionar, se ha frivolizado y ha perdido el contacto con la realidad.
Ya me gustaría a mi ser capaz de proponer un nuevo sistema de gobierno que mejorara la presente democracia y remotivara a la gente. En este momento sólo veo gente adormilada, anestesiada de tal manera que las herramientas de la libertad se han convertido en atrezzo, cartón piedra. Ni la izquierda es izquierda, ni los sindicatos saben lo que son, ni la derecha se encuentra a sí misma. De hecho, creo que la presión económica ha ahogado de tal forma las voluntades políticas de los pueblos que esta dialéctica izquierda-derecha ha quedado ampliamente superada por otras realidades más primarias y más amplias en significado como la pobreza, la enfermedad o el enriquecimiento desmesurado. Para mi, estamos viviendo una crisis en toda regla, un cambio de paradigma que desdibuja los contrarios (izquierda-derecha). Esforzarse por querer sostener el actual sistema, aunque es muy loable, creo que es esfuerzo baldío.
Releyendo mis propias palabras, veo que suenan un poco apocalípticas pero ciertamente creo que hasta que no suceda un hecho que levante a la gente de sus sofás para quemar todo el cartón piedra que nos rodea, no volveremos a tener un sistema “auténtico”, que arranque ilusiones y aúne esfuerzos.
Quizá tengo poca confianza en la raza humana y pienso que sólo crece ante la adversidad y de ningún modo de forma civilizada, meditada y educada. De forma civilizada sólo sabemos crear cartón piedra, atrezzo y eso es lo que vamos a hacer el próximo 25 de mayo aunque pensándolo bien, quizá debamos ir a votar para no salir muy mal parados en el reparto del atrezzo.
Muchas gracias Lluís por moderar mi airada postura.

Joan