lunes, 4 de enero de 2010

Viajamos


Un año más llega a su fin y nos disponemos a celebrar con la mayor de las alegrías que hemos sido capaces de completar una nueva circunvolución alrededor del Sol.

Dicho así parece algo repetitivo, vueltas y más vueltas alrededor del punto que nos da la vida. Es como bailar una eterna danza de agradecimiento pero curiosamente, con cada nueva vuelta no somos capaces de superar los errores de la vuelta anterior o los de hace 3, 4, n… vueltas.

Sin embargo, esta visión responde a una falsa sensación estática; es como si tropezáramos varias veces con la misma piedra de un camino circular y monótono que reemprendemos cada primero de enero.

Nada más lejos de la realidad, y así, la vida responde a un principio dinámico por el que nunca reandamos nuestro camino.

Nos podemos imaginar subidos en una atracción de feria y moviéndonos a una velocidad vertiginosa, en un movimiento complejo resultante de la suma de varios vectores. De esta manera, tomando como marco referencial el espacio absoluto, nunca ocupamos la misma posición espacial a lo largo de nuestra vida, jamás pasamos por un mismo punto dos veces.

Intentaré descomponer nuestro movimiento cotidiano en sus trayectorias más aparentes.

Al movimiento de rotación de la Tierra (1667 km/h) debemos sumar el de traslación alrededor del Sol (106200 km/h) y obtenemos así una hélice que se cierra sobre si misma.

Asimismo, debemos sumar una tercera componente correspondiente al movimiento circular de nuestra galaxia (781200 km/h) que arrastra nuestro Sistema Solar en uno de sus brazos, en una especie de movimiento de traslación de todo el Sistema Solar. Esta tercera componente impide que la hélice anteriormente comentada (rotación+traslación) se cierre sobre si misma y es por eso, que al transcurrir nuestro año solar, jamás volvemos al punto de partida; sería más bien una hélice dentro de otra hélice que se cierra sobre si misma.

No lo quiero complicar más, y a riesgo de olvidar alguna otra componente importante, no puedo obviar el movimiento de expansión del Universo. En este caso se trata de un movimiento lineal de alejamiento, de forma que generamos la tercera hélice al romper el anillo de la segunda. Esta tercera hélice sería lineal y se estiraría hasta el infinito.

Si ahora nos embarcamos en calcular velocidades mediante la suma grosera de todos los movimientos enunciados excepto el de expansión cuya velocidad no es absoluta, obtenemos como no podía ser de otro modo, una cifra astronómica (889067 km/h). Para completar esta orgía numérica, sólo nos falta calcular cuantos km recorre una persona que goce de unos 80 años de vida. El valor obtenido (6,2x1011 km), o sea, unos 620000 millones de km, me permite concluir una cosa: ¡viajamos!

2 comentarios:

carles p dijo...

Hola,

Me parece un post muy sugerente y que da pie a muchas reflexiones. Tan sólo una reserva: hablas de la referencia del espacio absoluto y creo que deberías decir aquí la referencia de las estrellas lejanas, término que suelen emplear los físicos habitualmente. Porque el espacio absoluto, como el tiempo absoluto...creo que no existen porque dependen de la materia. En el vacío (absoluto) no pueden existir ni el espacio ni el tiempo. De hecho la propia física relativista lo ve así.

Esto también es sugerente, ¿no?

Carles

Juan Francisco Caturla Javaloyes dijo...

Tienes razón Carles con tu apreciación sobre el peligro de usar la palabra "absoluto" en términos astronómicos. Además, pienso que mi post no va más allá de una visión Copernicana del Universo, que aún así es capaz de crear cierta sorpresa.
En cuanto a la expansión del Universo, es un tema que me tiene intrigado porque ni siquiera podemos llamar espacio a aquellas porciones de la nada que son conquistadas por el movimiento expansivo. ES tan difícil romper la barrera de nuestro entendimiento, que incluso cuando decimos "nada", nos imaginamos un espacio vacío, y no es eso. Más parece que el tiempo y el espacio se van creando paulatinamente. El ser humano siempre necesita un marco referencial y no lo hay...me siento como cayendo en caída libre.