Para mi es el nombre femenino de la artista de
casta, que transmite fuerza e integridad personal, al mismo tiempo que te
envuelve con su seductora delicadeza.
Rita es un nombre que me transporta al escenario, a
las tablas donde los grandes artistas lidian con el genio del arte que se
resiste a presentarse dócil frente a la expectante audiencia.
Rita corta el aire con su gesto grácil pero firme,
contundente, dibujando una sinuosa red en la que es muy difícil no caer.
Es curioso observar que cuando lo usan los
anglosajones, les confiere esa chispa latina que resulta en una mezcla muy
sugerente y ahora no me puedo quitar de la cabeza a Gilda, o mejor dicho, a
Rita Hayworth. Ya lo decían los Beatles en su canción “Lovely Rita”, doncella
del parquímetro, tan seductora y adorable pero con un aire algo marcial,
anotando una multa en su pequeño cuaderno blanco.
En España la contundencia del nombre, a mi
entender, le come cierto terreno a la cara delicada y femenina, y puede llegar
a entrar en solares ligeramente burdos, ejemplarizados por la frase que hizo
famosa Rita Giménez García, y que todos recordamos “Eso lo va a hacer Rita la
cantaora” y sus variantes.
Asimismo, el santoral nos devuelve una de esas
frases clásicas imbricadas en la malla popular. Sin embargo, para mi gusto enfatiza
excesivamente el carácter desprendido de la santa y parece prevenirla para que
no cese en su generosidad. “Santa Rita, Rita... lo que se da, ya no se quita”
Rita, musa de los artistas, tantas canciones
consagradas a tu memoria, siempre jugando con la dicotomía de tus cuatro letras
y tejiendo con tus dos hilos el paño de la vitalidad dulce y enérgica.
Adorable Rita, doncella del parquímetro...
Dedicado
con cariño a mi buen amigo Carles y su hija Rita