El adjetivo que da nombre a esta especie del genero homo hace referencia a su capacidad para manejar utensilios, herramientas. Es decir, este antecesor de la raza humana era ya, hace 1,5 millones de años, suficientemente inteligente como para poner a su servicio los materiales que encontraba en su entorno. Dicho de otra manera, era capaz de proyectarse, de extrapolarse en pos de la consecución de un determinado reto añadiendo a su estructura física aquello que le faltaba, como podía ser un filo, un mazo, un palo…
A medida que fue transcurriendo el tiempo desde aquel Pleistoceno hasta nuestros días, el número de instrumentos o utensilios que ha acompañado la evolución humana ha ido creciendo, permitiéndonos hacer cada vez cosas más sofisticadas, más alejadas del potencial físico humano. De hecho parece haberse establecido una simbiosis entre estos dos parámetros, evolución-herramientas, es decir, vamos evolucionando de manera que aumenta nuestra precisión psicomotriz, lo cual nos permite manejar mejor las máquinas pero al mismo tiempo se atrofian aquellas funciones que ahora hacen las máquinas y antaño hacíamos nosotros. De esta manera, parece que el camino de nuestra evolución está fuertemente delimitado por lo que nosotros mismos vamos creando, es decir, nuestra evolución se retroalimenta constantemente y en la actualidad, casi todos somos capaces de imaginarnos un futuro en el que nuestro soporte físico será enteramente sustituido por las máquinas. ¿No sería esta la herramienta total?, una mente actuando sobre un poderoso soporte físico capaz de hacer todo lo que los cuerpos físicos pueden hacer en un entorno material.
De momento, el hombre de hoy en día se parece más al Inspector Gadget que a la máquina total. Yo mismo, nunca salgo de casa sin mi móvil, que cada vez tiene más funciones: me despierta por las mañanas, me permite estar absolutamente localizable por los demás, me permite estar absolutamente localizado mediante el GPS, puedo escuchar música, me permite hacer de reportero gráfico, me organiza la vida, me permite aceptar el borrador de Hacienda, etc… Tampoco olvido mi manojo de llaves que va creciendo con el tiempo, en el que están las llaves del coche, de casa, del buzón, del parking, de la taquilla del trabajo, del candado de la bici…. miles de llaves que abren miles de puertas de un sofisticado mundo lleno de barreras y proteccionismo espacial. Asimismo, no hay que dejarse las gafas de sol en casa que luego la vista se resiente cuando vamos conduciendo, eso sí, debes combinarlas con las de vista porque cada día estamos más cegatos, y si el día está bonito, o ha nevado, o pasa algo extraordinario, lo mejor es llevarse la cámara para estar preparados y hacer unas buenas fotos. Si vas a pasear con tus hijos, no olvides la cámara de video, que así, luego podrás tener un bonito recuerdo de aquel día en los columpios que en realidad no disfrutaste porque eras espectador detrás de la cámara. Otro de los elementos imprescindibles es llevarse una gorra que además de ir a la moda, te permite protegerte del dañino sol, qué luego por la tarde duele la cabeza. Otro de los elementos que ya se ha fusionado con mi muñeca es el reloj que me permite seguir cultivando mi obsesión por aprovechar bien el tiempo, qué la vida son cuatro días. Si sales con tus hijos a pasear es muy importante que se lo pasen bien, así que no debes olvidar el cubito y la pala, el monopatín, la pelota, su muñeco preferido, el paquete de pañuelos por si tienen mocos, algo para entretener el hambre, una botellita de agua mineral, sus gorras. Y que pasa si te aburres en los columpios, entonces hay que llevar el diario o una revista, o en su defecto un ebook con 3000 libros en la memoria para que no nos falte lectura, qué también hay que pensar en el ocio de uno. Según lo que vayas a hacer fuera de casa debes considerar llevar otros utensilios como una navaja, un bastón para ayudarte a caminar, una mochila que puede contener o no un portátil, y hasta la nintendo para un caso de emergencia, como por ejemplo que los niños te dejen comerte tranquilamente tu entrecot en el restaurante del domingo.
Ahora bien, lo que es absolutamente imprescindible, que no se te puede olvidar bajo ningún concepto, es la cartera, o billetera, o tarjetera. Esa que toda la vida se ha llevado en el bolsillo de atrás del pantalón y que ahora no se lleva, no porque te la roben sino porque no cabe y además se deforman las tarjetas. Al igual que el manojo de llaves, la cartera del hombre actual también va creciendo. El dinero en metálico disminuye pero aumenta la documentación. Quien podría salir de casa sin su DNI, su cartilla de
¿Está el homo habilis a punto de llegar al paroxismo? Yo creo que sí, y por eso le estamos pidiendo a la evolución que dé otro salto cualitativo e integre todos estos utensilios en una estructura biomecánica que ya no sería de nosotros, sino que seriamos nosotros.