De entre las distintas fuerzas que tensionan el interior de los hombres, es el genio, entendido como la capacidad creadora de la conciencia, una de las que más tiran hacia si.
El frágil equilibrio vital por el cual suelen transitar los hombres se rompe estrepitosamente y sin contemplaciones cuando el torrente creador empieza a manar con intensidad.
El genio chupa todos los recursos, y no deja nada a la pareja, ni a los hijos, ni al vecino… A veces, tanto es así, que a base de no cuidar su entorno social, el genio entra en una situación de marginalidad que acentúa su excepcionalidad, su singularidad.
El genio se aleja de la masa, y se ríe de ella, y más aún, se convierte en un tirano que somete a la persona bajo su dictado, alejándola de su felicidad.
Cuanto mayor es el in-genio, mayor es la alienación, menos derechos tiene el portador, mayor es la tiranía y el sometimiento.
Qué difícil es reconocer los pequeños detalles de la vida, las debilidades y en definitiva todo aquello que nos humaniza, en los hombres y mujeres geniales de la historia. Estos elegidos casi dejan de ser humanos, pierden los derechos que les otorga su condición, para convertirse en entidades creadoras, en máquinas de pensar, con un juego de derechos más limitado que en ocasiones les niega hasta el descanso.
La persona al servicio de la idea, que utiliza los portadores/desarrolladores para expresarse, para materializarse, incluso a costa de la vida humana.
Pongamos la mirada en un ejemplo que, desde mi punto de vista, ilustra a la perfección el argumento que intento transmitir. Son pocos los que no reconocerían en Albert Einstein el estereotipo de genio y sin embargo, muchos los que nunca habrán oído hablar de Mileva Maric, su primera esposa. No pretendo enjuiciar la vida de Einstein pero voy a dar cuatro pinceladas y que cada uno extraiga sus propias conclusiones.
Existe gran controversia sobre la implicación que Mileva tuvo en la confección de los cuatro artículos del annus mirabilis (1905) que revolucionaron el mundo de la física, entre los que se encuentra el postulado de
Con lo anteriormente enunciado es difícil sacar conclusiones pero me voy a apoyar en dos hechos que, desde mi punto de vista, hablan sobre la escasa calidad de la vida familiar del genio.
1.- En 1923, Einstein le entregó el dinero integro de su Premio Nobel (1922) a Mileva Maric, lo que para mi, representa un atisbo de culpabilidad/ agradecimiento.
2.- Cuando a la muerte de Einstein en 1955,
Creo que todos podemos recordar multitud de ejemplos en los que la vida de un genio ha quedado esencialmente circunscrita a sus ideas, dado el deplorable estado del resto de las facetas que constituyen la vida de una persona.
2 comentarios:
Yo pienso que los genios son eso en su faceta como tal, esperamos que luego sean diferentes en su vida social. Pues No la mayoría nos desilusionan como personas porque su genialidad está en esa faceta que no comparten más que con su genialidad, casi como Mente Prodigiosa, llevada al extremo de enfermedad mental. Casi todos tienen en común su asociabilidad, saben mucho de su ciencia pero no saben compartir una vida social normal.Saludos.
Dumi
Hola Carla,
Realmente creo que si hay una cualidad que define la genialidad es su carácter exclusivamente individual. Para mi la genialidad absorbe todos los recursos del individuo que la posee y lo esclaviza, no le permite vivir y comportarse como el resto de los mortales que retozan felices en su conformismo. El genio siempre traza un nuevo camino, rompe esquemas, camina por donde nunca nadie ha caminado antes y ese viaje sólo puede hacerse en solitario.
Saludos,
Juan F
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